sábado, 19 de marzo de 2011

DOMINGO 2º DE CUARESMA, DOMINGO DE LA TRANSFIGURACIÓN

DOMINGO 2º DE CUARESMA

EN ESTE CAMINAR HACIA NUESTRA CONVERSIÓN, AYER 19 DE MARZO FESTIVIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA, NO NOS INTERRUMPE EL CAMINO HACIA LA CONVERSIÓN, SINO TODO LO CONTRARIO, SIGNIFICA AYUDA PARA PROFUNDIZAR EN EL MISTERIO DEL PLAN DE SALVACIÓN.

SAN JOSÉ NOS ENSEÑA A SEGUIR FIELMENTE LOS DESIGNIOS DE DIOS, FUE EL HOMBRE GRIS DESIGNADO POR DIOS COMO PADRE DE LA FAMILIA DE NAZARET.

EN ESTE SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO DE CUARESMA, SERÍA BUENO QUE NOS PREGUNTÁRAMOS ¿Cómo LLEVO EL CAMINO DE MI CONVERSIÓN? ¿ME ESTOY ENTREGANDO POR ENTERO HACIA MI VOCACIÓN DE CRISTIANO? ¿SOY CONSCIENTE QUE MI VOCACIÓN COMO CRISTIANO, CONSISTE EN ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS, SEGUIR LOS EJEMPLOS DE CRISTO Y VIVIR LA CRUZ COTIDIANA PARA LLEGAR A LA GLORIFICACIÓN?.

EL PUNTO CENTRAL DE ESTE DOMINGO ES “LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS EN EL MONTE TABOR”

EL EVANGELIO DE ESTE DÍA, SAN MATEO 17,1-9, NOS DICE QUE:

JESÚS TOMÓ CONSIGO A PEDRO, A SANTIAGO Y A SU HERMANO JUAN Y SE LOS LLEVÓ APARTE A UNA MONTAÑA ALTA.

SE TRANSFIGURÓ DELANTE DE ELLOS Y SU ROSTRO RESPLANDECÍA COMO EL SOL. Y SUS VESTIDOS SE VOLVIERON BLANCOS COMO LA LUZ.

Y SE LES APARECIERON MOISÉS Y ELÍAS CONVERSANDO CON ÉL.

PEDRO, ENTONCES, TOMÓ LA PALABRA Y DIJO A JESÚS:

SEÑOR, ¡QUE BIEN SE ESTÁ AQUÍ! SI QUIERES, HARÉ TRES TIENDAS: UNA PARA TI, OTRA PARA MOISÉS Y OTRA PARA ELÍAS.

TODAVÍA ESTABA HABLANDO CUANDO UNA NUBE LUMINOSA LOS CUBRIÓ CON SU SOMBRA, Y UNA VOZ DESDE LA NUBE DECÍA:

“ESTE ES MI HIJO, EL AMADO, MI PREDILECTO. ESCUCHADLO”.

AL OÍRLO, LOS DISCÍPULOS CAYERON DE BRUCES, LLENOS DE ESPANTO.

JESÚS SE ACERCÓ Y, TOCÁNDOLOS, LES DIJO:

“LEVANTAOS, NO TEMÁIS”.

AL ALZAR LOS OJOS NO VIERON A NADIE MÁS QUE A JESÚS, SOLO.

CUANDO BAJABAN DE LA MONTAÑA, JESÚS LES MANDÓ:

“NO CONTÉIS A NADIE LA VISIÓN HASTA QUE EL HIJO DEL HOMBRE RESUCITE DE ENTRE LOS MUERTOS.


MI COMENTARIO:

MUCHAS VECES, ESTAMOS ORANDO ANTE EL SAGRARIO Y NOS PARECE QUE LE ESTAMOS VIENDO Y NOS SENTIMOS TAN FELICES, QUE DESEAMOS NO CORRA EL TIEMPO, ES LÓGICO, ES LO QUE LLAMAMOS LOS CARAMELOS QUE DIOS NOS DA ALGUNAS VECES, PERO ENSEGUIDA, NOS DICE COMO A LOS DISCÍPULOS, EH, QUE NO PUEDES ESTAR AQUÍ TODA LA VIDA, TIENES QUE SALIR AL MUNDO Y ACTUAR COMO UN VERDADERO CRISTIANO Y POR CONSIGUIENTE TIENES QUE SALIR A PREDICAR MI EVANGELIO, A DAR A CONOCERLO A LOS DEMÁS Y ENSEÑARLE QUE TIENEN QUE LLEVAR LA CRUZ CADA DÍA Y LLEVARLA CON ALEGRÍA.

¿SOLEMOS REGODEARNOS EN ESE CARAMELO QUE DIOS NOS DA DE VEZ EN CUANDO? NO PODEMOS ESTARLO DEGUSTANDO TODA LA VIDA, LO QUE TENEMOS QUE HACER ES DEGUSTARLO ENSEÑÁNDOLE A LOS DEMÁS EL CAMINO PARA QUE ELLOS TAMBIÉN SABOREEN A JESÚS.


A CONTINUACIÓN Y TOMADO DE ZENIT, INSERTO EL COMENTARIO DE MONSEÑOR JESÚS SANZ MONTES, ARZOBISPO DE OVIEDO

OVIEDO, viernes, 18 de marzo de 2011 (ZENIT.org) - Publicamos el comentario al Evangelio del próximo domingo, segundo de Cuaresma (Mateo 17, 1-9), 20 de marzo, redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo.
* * *
Es un refrán andarín del que se sabe peregrino: que hay que parar la andadura para llegar a feliz término en el camino, y solemos decirlo con esa expresión castiza:

"parada y fonda". Algo así resulta el monte Tabor como símbolo de algo muy querido en la vida de todo hombre.

Todos tenemos en la vida un momento, una situación en que realmente las cosas van bien, van según las intuye y las sueña nuestro corazón. Por fugaces que sean estas situaciones, son reales, gratificantes, verdaderas.

En el camino hacia Jerusalén, Jesús escoge a aquellos tres discípulos y les permite entrever y gozar por unos momentos la gloria de Dios, esa sensación de estar ante alguien que desdramatiza tus dramas, y con sola su presencia pone paz, una extraña pero verdadera paz en medio de todos los contrastes, dudas, cansancios y dificultades con los que la vida nos convida con demasiada frecuencia.

Por unos momentos, estos tres hombres han hecho como parada y fonda en su fatiga cotidiana, han tenido la experiencia de lo extraordinario, de lo que es más grande que sus mezquindades y tropiezos, de la luz que es mayor que todas sus oscuridades juntas. Ha sido un intervalo en el camino, pero ahora hay que seguir caminando a Jerusalén. Por importantes que sean este tipo de momentos, la vida no se reduce a éstos.

El fin de la vida, de toda vida -incluida la cristiana-, no es encontrar un nido agradable, ni hallar un paraíso libre de impuestos y pesares.

El fin de la vida es realizar el plan que Dios nos confió a todos y a cada uno, encontrarse con Jesús, y con Él caminar hacia su Pascua, entrar en ella, acogerla y vivirla. Aquellos tres discípulos no habrían podido llegar a la Pascua si no hubieran bajado de la montaña. Si se hubieran apropiado del don de la gloria de Dios, si hubieran amado más los consuelos de Dios que al Dios de los consuelos, si se hubieran encerrado en sus tiendas agradables, no habrían podido seguir a Jesús que haciendo el plan que el Padre le trazó, seguía adelante, bajaba de la Transfiguración de su tabor y subía al Jerusalén de su calvario.

Nuestra condición de cristianos no nos exime de ningún dolor, no nos evita ninguna fatiga, no nos desgrava ante ningún impuesto. Hemos de redescubrir siempre, y la cuaresma es un tiempo propicio, que ser cristiano es seguir a Jesús, en el Tabor o en el Calvario; cuando todos le buscan para oír su voz y como cuando le buscan para acallársela; cuando todos le aclaman ¡hosannas!, como cuando le gritan ¡crucifixión! En el Evangelio de este domingo volvemos a escuchar también nosotros: no tengáis miedo... pero levantaos, bajad de la montaña y emprended el camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario