lunes, 20 de junio de 2011

EVANGELIO CORRESPONDIENTE AL LUNES 20-06-2011, LUNES XII DEL TIEMPO ORDINARIO

Contemplar el Evangelio de hoy



MI REFLEXIÓN ANTE EL EVANGELIO DE HOY


ANTES DE PROFUNDIZAR EN LA LECTURA EVÁNGELICA DE HOY, ES NECESARIO QUE NOS PREGUNTEMOS ¿JUZGO A LOS HERMANOS SIN TENER EN CUENTA NUESTRA ACTITUD? ANTES DE EMITIR UN JUICIO DEL HERMANOME MIRO HACIA MI INTERIOR

¿COMO ME PORTO FRENTE A LOS HERMANOS? ¿CUANDO CAE EN UN FALLO SOMOS INDULGENTES? ¿SUELO PONERME EN LA PERSONA DEL HERMANO O ME CONSIDERO ALGUIEN ESPECIAL? 'AMIGOS, NO JUZGUEMOS PARA QUE NO NOS JUZGUES Y SOBRE TODO ANTES DE JUZGARLO,DEMOS UNA MIRADA HACIA MI INTERIOR Y SEGURO QUE NUESTRA ACTITUD CAMBIARÁ ENORMEMENTE, FÍJEMOS EN NOSOTROS MISMOS, SEGURO QUE MIRAREMOS LA FALTA DE UN MODO DIFERENTE.
NO NOS CENTREMOS EN UNO MISMOY PENSEMOS QUE DIOS NOS AMA PROFUNDAMENTE.

Día litúrgico: Lunes XII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 7,1-5): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano».

Comentario: Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)

«Con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá»

Hoy, el Evangelio me ha recordado las palabras de la Mariscala en El caballero de la Rosa, de Hug von Hofmansthal: «En el cómo está la gran diferencia». De cómo hagamos una cosa cambiará mucho el resultado en muchos aspectos de nuestra vida, sobre todo, la espiritual.

Jesús dice: «No juzguéis, para que no seáis juzgados» (Mt 7,1). Pero Jesús también había dicho que hemos de corregir al hermano que está en pecado, y para eso es necesario haber hecho antes algún tipo de juicio. San Pablo mismo en sus escritos juzga a la comunidad de Corinto y san Pedro condena a Ananías y a su esposa por falsedad. A raíz de esto, san Juan Crisóstomo justifica: «Jesús no dice que no hemos de evitar que un pecador deje de pecar, hemos de corregirlo sí, pero no como un enemigo que busca la venganza, sino como el médico que aplica un remedio». El juicio, pues, parece que debiera hacerse sobre todo con ánimo de corregir, nunca con ánimo de venganza.

Pero todavía más interesante es lo que dice san Agustín: «El Señor nos previene de juzgar rápida e injustamente (...). Pensemos, primero, si nosotros no hemos tenido algún pecado semejante; pensemos que somos hombres frágiles, y juzguemos siempre con la intención de servir a Dios y no a nosotros». Si cuando vemos los pecados de los hermanos pensamos en los nuestros, no nos pasará, como dice el Evangelio, que con una viga en el ojo queramos sacar la brizna del ojo de nuestro hermano (cf. Mt 7,3).

Si estamos bien formados, veremos las cosas buenas y las malas de los otros, casi de una manera inconsciente: de ello haremos un juicio. Pero el hecho de mirar las faltas de los otros desde los puntos de vista citados nos ayudará en el cómo juzguemos: ayudará a no juzgar por juzgar, o por decir alguna cosa, o para cubrir nuestras deficiencias o, sencillamente, porque todo el mundo lo hace. Y, para acabar, sobre todo tengamos en cuenta las palabras de Jesús: «Con la medida con que midáis se os medirá» (Mt 7,2).




No hay comentarios:

Publicar un comentario