viernes, 22 de abril de 2011

HOMILÍA DEL SANTO PADRE, BENEDICTO XVI, EN LA MISA CRISMAL DEL JUEVES SANTO POR LA MAÑAN

BUENOS DÍAS AMIGOS LECTORES,HOY VIERNES SANTO, DÍA EN QUE JESUS DA POR CUMPLIDO TODO LO QUE HABÍA DE SUFRIR Y PADECER POR AMOR HACIA NOSOTROS, ME HA PARECIDO OPORTUNO INSERTAR LA HOMILÍA QUE EN LA MISA CRISMAL HA PRONUNCIADO EL SANTO PADRE.

HOMILÍA QUE NO NOS PUEDE DEJAR COMO SI TAL COSA YA QUE A MI ME RESULTA COMO EL TOQUE DE ATENCIÓN QUE TANTO NOS ESTÁ HACIENDO FALTA.

ESTA HOMILÍA ME LA HA ENVIADO UN GRAN AMIGO SACERDOTE Y COMO CONSIDERO QUE NUESTRA MISIÓN DE CRISTIANO ES LA DE "PREDICAR EL REINO DE DIOS" ¿QUE MEJOR OCASIÓN QUE ESTAS PALABRAS DE NUESTRO SANTO PADRE PARA MEDITARLAS Y GRABAR EN NUESTRO CORAZÓN NO COMO UN MENSAJE QUE VAMOS A GUARDAR COMO REGALO, SINO COMO PAUTA DE VIDA?

¡POR FAVOR, MEDITEMOS ESTA PALABRA DE DIOS, PRONUNCIADA POR EL SUCESOR DE PEDRO BENEDICTO XVI"!

A CONTINUACIÓN LA HOMILÍA:








Dura crítica de Benedicto XVI a los cristianos durante la Misa CRISMAL
"Nos hemos convertido en un pueblo de incredulidad y de lejanía de Dios" Lo y la predicación

Benedicto XVI abrió hoy el Triduo Pascual con la Misa CRISMAL, en la que dijo que los cristianos no tienen motivos para alardear, que se han convertido en un pueblo "de incredulidad y lejano de Dios" y que sólo hay que mirar al Occidente cristiano, donde ya no quieren conocer a Cristo.

La Misa CRISMAL marca el comienzo del Triduo Pascual, centro y cúlmen del Año Litúrgico, y se celebra el jueves Santo, día en que se conmemora la institución del sacramento del orden sacerdotal por Jesucristo durante la Última Cena.
Ante más de 10.000 personas que abarrotaron la basílica de San Pedro del Vaticano, el pontífice, de 84 años, dijo que los cristianos no sólo deben llamarse cristianos, "sino serlo".

El obispo de Roma afirmó que cuando los cristianos hablan de sus tareas comunes, como bautizados, "no hay razón para alardear" y que ese es un asunto que "inquieta".
"¿Somos verdaderamente el santuario de Dios en el mundo y para el mundo? ¿Abrimos a los hombres el acceso a Dios o, por el contrario, se lo escondemos? Nosotros -el Pueblo de Dios- ¿acaso no nos hemos convertido en un pueblo de incredulidad y de lejanía de Dios?", manifestó el papa.

Benedicto XVI agregó: "¿No es verdad que el Occidente, que los países centrales del cristianismo están cansados de su fe y, aburridos de su propia historia y cultura, ya no quieren conocer la fe en Jesucristo?".

El papa teólogo añadió que viendo lo anterior hay motivos para implorar a Dios que no permita que su pueblo se convierta en "no pueblo".
"Haz que te reconozcamos de nuevo. Sí, nos has ungido con tu amor, has infundido tu Espíritu Santo sobre nosotros. Haz que la fuerza de tu Espíritu se haga nuevamente eficaz en nosotros, para que demos testimonio de tu mensaje con alegría", señaló el pontífice.

Benedicto XVI dijo también que el hombre está inquieto porque todo lo temporal es demasiado poco y se preguntó si el hombre no se ha resignado, tal vez, a la ausencia de Dios y trata de ser autosuficiente.

"No permitamos semejante reduccionismo de nuestro ser humano", agregó el papa, que aseguró que a pesar de "toda la vergüenza por nuestros errores", no debemos olvidar que también hoy existen ejemplos luminosos de fe, que también hay personas que, mediante su fe y su amor, dan esperanza al mundo.

Entre ellas citó a su antecesor, Juan Pablo II, al que beatificará el próximo 1 de mayo y del que dijo fue un gran testigo de Dios y de Jesucristo en nuestro tiempo, un hombre lleno del Espíritu Santo.

Añadió que junto al papa Wojtyla también se encuentran un gran número de beatos y santos que dan la certeza de que también hoy la promesa de Dios no cae en saco roto.
Durante la misa los sacerdotes renovaron las promesas sacerdotales (pobreza, castidad y obediencia) y Benedicto XVI bendijo el Óleo de los catecúmenos, el de los enfermos y el Crisma (aceite y bálsamos mezclados), que le fueron presentados en tres grandes jarras de plata.

Estos óleos son bendecidos el Jueves Santo por los obispos y se utilizan para ungir a los que se bautizan, a los que se confirman y para la ordenación sacerdotal. El rito se celebra en todas las catedrales del mundo.

Del óleo de los catecúmenos dijo que muestra un primer modo de ser tocados por Cristo, que Dios ama a los hombres y sale al encuentro de la inquietud de sus corazones.

En referencia al de los enfermos dijo que en la sociedad hay multitud de personas que sufren, entre las que citó a los hambrientos y los sedientos, las víctimas de la violencia en todos los continentes, los enfermos con todos sus dolores, sus esperanzas y desalientos, los perseguidos y los oprimidos, las personas con el corazón desgarrado.

El papa dijo que la misión de la Iglesia es ir por los caminos sanando a los enfermos y anunciando el Reino de Dios. El óleo de la unción de los enfermos -precisó- es la expresión sacramental visible de esa misión.

Benedicto XVI se refirió a los hombres y mujeres que llevan ese amor curativo a las personas de todo el mundo, "sin mirar su condición o confesión religiosa", destacando aVicente de Paúl y Madre Teresa de Calcuta y dio gracias a Dios por todos aquellos que se ponen al lado de los que sufren.

Del óleo crismal, dijo que es el de la unción sacerdotal y sirve sobre todo para la unción en la Confirmación y en las sagradas Órdenes y subrayó que los cristianos deben hacer visible en el mundo que Dios vive.

Benedicto XVI se trasladará esta tarde de Jueves Santo a la basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, para celebrar la misa de la Última Cena, en la que tradicionalmente lava los pies a doce presbíteros.

El papa ha decidido que el dinero que se recoja durante la misa se destine a losdamnificados del terremoto y tsunami que ha sacudido recientemente Japón y causado miles de muertos.

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