sábado, 13 de noviembre de 2010

DOMINGO 33 DEL TIEMPO ORDINARIO

DOMINGO 33 DEL TIEMPO ORDINARIO 14-11-2010

EL QUE NO TRABAJE QUE NO COMA
SAN PABLO A LOS TESALONICENSES 3,7-12

EN LA PRIMERA LECTURA EL PROFETA MALAQUÍAS NOS DICE “NOS ILUMINARA UN SOL DE JUSTICIA”
¿NOS CONSIDERAMOS ANTE DIOS COMO PERVERSOS O COMO LOS QUE HONRAMOS EL NOMBRE DE DIOS?
SABEMOS CUAL ES NUESTRA PAGA, SI NO HONRAMOS A DIOS NOS CORRESPONDE EL FUEGO Y SI HONRAMOS A DIOS, SEREMOS ILUMINADOS CON SOL DE JUSTICIA.
POR OTRO LADO SAN PABLO NOS INDICA QUE EL QUE NO TRABAJA NO TIENE DERECHO A COMER, ESO LO CONTEMPLAMOS TODOS LOS DÍAS QUE MUCHOS QUIEREN COMER BIEN Y SER BIEN ATENDIDOS Y SIN EMBARGO NO DESEAN DAR GOLPE DE TRABAJO, SI TRASLADAMOS ESTO A LA VIDA ESPIRITUAL PUES TAMBIÉN ES LO MISMO, SAN PABLO NOS DICE QUE NOS HA DADO EJEMPLO PORQUE PUDIENDO COMER SIN TRABAJAR NOS DA EJEMPLO TRABAJANDO.
EN OTRA OCASIÓN SAN PABLO NOS DICE QUE EL QUE TRABAJA EN EL ALTAR HA DE COMER DEL ALTAR..
NO PODEMOS SER UNA CARGA, HEMOS DE TRABAJAR AL MÁXIMO PORQUE NUESTRA PAGA TIENE QUE SER EL CIELO.
EN EL EVANGELIO NOS DICE QUE NO HAGAMOS CASO A LOS FALSOS PROFETAS QUE TIENDEN A ENGAÑARNOS A FIN DE PONER EN PELIGRO NUESTRA PERSEVERANCIA.
JESÚS NOS DIC E QUE EL QUE PERSEVERE HASTA EL FINAL TENDRÁ COMO PREMIO LA SALVACIÓN.
¿EN QUE SITIO ESTAMOS? ¿SOMOS PERSEVERANTES DEFENDIENDO AL SEÑOR Y ANUNCIANDO SU PALABRA?

A CONTINUACIÓN Y A TRAVÉS DE Zenit INSERTO EL COMENTARIO DE MONSEÑOR JESÚS SANZ MONTES¨:





ARZOBISPO DE OVIEDO, viernes 12 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario al Evangelio del próximo domingo, 14 de noviembre, XXXIII del tiempo ordinario (Lucas 21,5-19), redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo, administrador apostólico de Huesca y de Jaca.

* * *

El Evangelio de este domingo nos deja una sensación agridulce, con un cierto desconcierto. Las diversas respuestas de Jesús, indicaban a sus oyentes que todo estaba inacabado, inseguro. Hasta la belleza del Templo era frágil y su solidez amenazada: "no quedará piedra sobre piedra". Surgirán profetas falsos una vez más, llegarán guerras, catástrofes, espantos. Y a los discípulos les dirá: os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante gobernadores por causa de mi nombre. Hasta los más cercanos como padres, hermanos, parientes y amigos, los odiarán, los traicionarán e incluso los matarán por causa de su nombre.
Muchas veces ha surgido la tentación de hacer del Cristianismo una especie de vergel, de tranquilo paraíso donde evadirse de un mundo corrupto y caduco que se empeña en no vivir "como Dios manda". Pero el Cristianismo no ha sido regalado por Dios como una "burbuja de paz". De hecho, los mejores hijos de la Iglesia han tenido que sufrir persecución, incomprensión y martirio de tantos modos, como la prolongación en la historia de aquél por mi nombre del que nos habla hoy el Evangelio. Vivir en su Nombre, diciendo su Nombre, siendo su Nombre.
Jesús y el Cristianismo no son un sedante para nuestras molestias sociales, ni un barbitúrico para perpetuar privilegios. No provocan alucinaciones sino compromisos. Los cristianos somos llamados a pertenecer a la historia de Aquel que fue anunciado como "signo de contradicción", y que vino a traer el fuego y la espada, es decir portador de la Luz y portavoz de la Verdad en un mundo que con demasiada frecuencia pacta con la oscuridad y la mentira.
Pero este Evangelio, aunque duro, no es desesperanzador. Nos dice Jesús: "no les tengáis miedo". Ha prometido darnos palabras y sabiduría para hacer frente a cualquier adversario. Lo que importa es que esa Presencia y esa Palabra por Él prometidas, resuenen y se reflejen en la vida de la comunidad cristiana y en la de cada cristiano particular.
El Cristianismo no es una aventura para fugarse del mundo, sino una urgencia para transformarlo según el proyecto de Dios, en el Nombre del Señor. Los cristianos no son los del eterno poderío o los de la eterna oposición, sino los eternos discípulos del único Maestro. Poniendo lo mejor de nosotros mismos para que en cada rincón de la historia pueda seguir escuchándose la Buena Noticia de Jesús y haciéndose realidad el don inmerecido de su Reino que la Iglesia en cada época no deja de anunciar.

Envìa esta noticia a un amigo

No hay comentarios:

Publicar un comentario