viernes, 5 de agosto de 2011

EVANGELIO DE HOY, CORRESPONDE AL VIERNES XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO SI ALGUNO QUIERE VENIR EN POS DE MI, NIÉGUESE A SI MISMO, TOME SU CRUZ Y SÍGAME

Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Viernes XVIII del tiempo ordina
Texto del Evangelio (Mt 16,24-28): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O, ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino».

Comentario: Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez (Rubí, Barcelona, España)

«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame»

Hoy, el Evangelio nos sitúa claramente frente al mundo. Es radical en su planteamiento, no admite medias tintas: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mt 16,24). En numerosas ocasiones, frente al sufrimiento generado por nosotros mismos o por otros, oímos: «Debemos soportar la cruz que Dios nos manda... Dios lo quiere así...», y vamos acumulando sacrificios como cupones pegados en una cartilla, que presentaremos en la auditoria celestial el día que nos toque rendir cuentas.

El sufrimiento no tiene valor en sí mismo. Cristo no era un estoico: tenía sed, hambre, cansancio, no le gustaba que le abandonaran, se dejaba ayudar... Donde pudo alivió el dolor, físico y moral. ¿Qué pasa entonces?

Antes de cargar con nuestra “cruz”, lo primero, es seguir a Cristo. No se sufre y luego se sigue a Cristo... A Cristo se le sigue desde el Amor, y es desde ahí desde donde se comprende el sacrificio, la negación personal: «Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará» (Mt 16,25). Es el amor y la misericordia lo que conduce al sacrificio. Todo amor verdadero engendra sacrificio de una u otra forma, pero no todo sacrificio engendra amor. Dios no es sacrificio; Dios es Amor, y sólo desde esta perspectiva cobra sentido el dolor, el cansancio y las cruces de nuestra existencia tras el modelo de hombre que el Padre nos revela en Cristo. San Agustín sentenció: «En aquello que se ama, o no se sufre, o el mismo sufrimiento es amado».

En el devenir de nuestra vida, no busquemos un origen divino para los sacrificios y las penurias: «¿Por qué Dios me manda esto?», sino que tratemos de encontrar un “uso divino” para ello: «¿Cómo podré hacer de esto un acto de fe y de amor?». Es desde esta posición como seguimos a Cristo y como —a buen seguro— nos hacemos merecedores de la mirada misericordiosa del Padre. La misma mirada con la que contemplaba a su Hijo en la Cruz.


NUESTRA REFLEXIÓN PARA EL DÍA DE HOY

¿ESTAMOS SEGUROS DE QUERER TOMAR LA CRUZ, NEGARSE ASÍ MISMO Y SEGUIR A JESUS? EN CASO DE QUERER HACERLO ¿CUAL ES NUESTRA ACTITUD? ¿POR IMPOTENCIA, POR OBLIGACIÓN, A REGAÑADIENTES? ¿A CASO CREEMOS QUE TODO LO QUE JESÚS HA HECHO POR MI. POR TI, POR LA HUMANIDAD, LO HIZO POR RENCOR O POR FASTIDIARSE? JESÚS TODO LO HIZO POR AMOR E INCLUSIVE LLEGO A TAL EXTREMO SU AMOR POR NOSOTROS QUE MURIÓ CLAVADO EN LA CRUZ DESPUES DE RECIBIR CASTIGOS Y UN TRATO VEJATORIO ¿QUE NOS QUIERE DECIR CON ESO JESÚS? SIMPLE PY LLANAMENTE QUE HEMOS DE NEGARNOS A NOSOTROS MISMOS SOLO POR AMOR EN LA MEDIDA QUE NUESTRO AMOR SE IDENTIFIQUE CON CRISTO ASI SERÁ NUESTRA NEGACIÓN A SI MISMO, POR TANTO SEAMOS GENEROSOS Y AMEMOS A NUESTROS HERMANOS, SI NO AMAMOS A LOS HERMANOS A QUIEN VEMOS ¿COMO VAMOS A AMAR A DIOS QUE NO VEMOS? QUE EL DÍA DE HOY NOS HAGA RECAPACITAR EN NUESTRA PERSONA Y SOBRE TODO ANALICEMOS COMO ESTAMOS DE AMOR HACIA LOS HEMANOS. SOLO AMANDO PODREMOS ESTAR ENTREGADOS A CRISTO

No hay comentarios:

Publicar un comentario