jueves, 25 de marzo de 2010

PARTE FINAL DE LA CARTA PASTORAL DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Hoy publicamos la última parte de la CARTA PASTORAL DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI, QUE TRATA DE LAS MEDIDAS A TOMAR ANTE ESTE DOLOROSO CASO.

TAMBIÉN LA ORACIÓN COMPUESTA POR SU SANTIDAD, A LA VIRGEN MARÍA.

14. Quisiera proponer, además, algunas medidas concretas para abordar la situación.
Al final de mi reunión con los obispos de Irlanda, les pedí que la Cuaresma de este año se considerase un tiempo de oración para la efusión de la misericordia de Dios y de los dones de santidad y fortaleza del Espíritu Santo sobre la Iglesia en vuestro país. Ahora os invito a todos a ofrecer durante un año, desde ahora hasta la Pascua de 2011, la penitencia de los viernes para este fin. Os pido que ofrezcáis el ayuno, las oraciones, la lectura de la Sagrada Escritura y las obras de misericordia por la gracia de la curación y la renovación de la Iglesia en Irlanda. Os animo a redescubrir el sacramento de la Reconciliación y a utilizar con más frecuencia el poder transformador de su gracia.

Hay que prestar también especial atención a la adoración eucarística, y en cada diócesis debe haber iglesias o capillas específicamente dedicadas a ello. Pido a las parroquias, seminarios, casas religiosas y monasterios que organicen períodos de adoración eucarística, para que todos tengan la oportunidad de participar. Mediante la oración ferviente ante la presencia real del Señor, podéis cumplir la reparación por los pecados de abusos que han causado tanto daño y al mismo tiempo, implorar la gracia de una fuerza renovada y un sentido más profundo de misión por parte de todos los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles.
Estoy seguro de que este programa conducirá a un renacimiento de la Iglesia en Irlanda en la plenitud de la verdad de Dios, porque la verdad nos hace libres (cf. Jn 8, 32).

Además, después de haber rezado y consultado sobre el tema, tengo la intención de convocar una Visita Apostólica en algunas diócesis de Irlanda, así como en los seminarios y congregaciones religiosas. La visita tiene por objeto ayudar a la Iglesia local en su camino de renovación y se establecerá en cooperación con las oficinas competentes de la Curia Romana y de la Conferencia Episcopal Irlandesa. Los detalles serán anunciados en su debido momento.

También propongo que se convoque una misión a nivel nacional para todos los obispos, sacerdotes y religiosos. Espero que gracias a los conocimientos de predicadores expertos y organizadores de retiros en Irlanda, y en otros lugares, mediante la revisión de los documentos conciliares, los ritos litúrgicos de la ordenación y profesión, y las recientes enseñanzas pontificias, lleguéis a una valoración más profunda de vuestras vocaciones respectivas, a fin de redescubrir las raíces de vuestra fe en Jesucristo y de beber a fondo en las fuentes de agua viva que os ofrece a través de su Iglesia.
En este año dedicado a los sacerdotes, os propongo de forma especial la figura de San Juan María Vianney, que tenía una rica comprensión del misterio del sacerdocio. "El sacerdote -escribió- tiene la llave de los tesoros de los cielos: es el que abre la puerta, es el mayordomo del buen Dios, el administrador de sus bienes." El cura de Ars entendió perfectamente la gran bendición que supone para una comunidad un sacerdote bueno y santo: "Un buen pastor, un pastor conforme al corazón de Dios es el tesoro más grande que Dios puede dar a una parroquia y uno de los más preciosos dones de la misericordia divina ".Que por la intercesión de San Juan María Vianney se revitalice el sacerdocio en Irlanda y toda la Iglesia en Irlanda crezca en la estima del gran don del ministerio sacerdotal.

Aprovecho esta oportunidad para dar las gracias anticipadamente a todos aquellos que ya están dedicados a la tarea de organizar la Visita Apostólica y la Misión, así como a los muchos hombres y mujeres en toda Irlanda que ya están trabajando para proteger a los niños en los ambientes eclesiales. Desde el momento en que se comenzó a entender plenamente la gravedad y la magnitud del problema de los abusos sexuales de niños en instituciones católicas, la Iglesia ha llevado a cabo una cantidad inmensa de trabajo en muchas partes del mundo para hacerle frente y ponerle remedio. Si bien no se debe escatimar ningún esfuerzo para mejorar y actualizar los procedimientos existentes, me anima el hecho de que las prácticas vigentes de tutela, adoptadas por las iglesias locales, se consideran en algunas partes del mundo, un modelo para otras instituciones.


Quiero concluir esta carta con una Oración especial por la Iglesia en Irlanda, que os dejo con la atención que un padre presta a sus hijos y el afecto de un cristiano como vosotros, escandalizado y herido por lo que ha ocurrido en nuestra querida Iglesia. Cuando recéis esta oración en vuestras familias, parroquias y comunidades, la Santísima Virgen María os proteja y guíe a cada uno de vosotros a una unión más estrecha con su Hijo, crucificado y resucitado. Con gran afecto y confianza inquebrantable en las promesas de Dios, os imparto a todos mi bendición apostólica como prenda de fortaleza y paz en el Señor.


Desde el Vaticano, 19 de marzo de 2010, Solemnidad de San José,
Benedictus PP XVI
[Traducción de trabajo distribuida por la Santa Sede
@ Libreria Editrice Vaticana]
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